Araucaria araucana, árbol majestuoso y milenario, resistes con sabiduría buscando las alturas cordilleranas para crecer en tu meditativa eternidad, tu fruto aún alimenta a quien sabe esperar las estaciones. Tu templanza se yergue entre rocas ante el frio invernal cuando la nieve te abraza y lo resistes a sabiendas de que en el directo sol estival, agua y vida traerá. Y al verte, todo hace parecer que el tiempo corre más lento, mas lento, calma, viento, pausa.
